Desde el ayuntamiento de Oviedo se ha dado orden a la policía local para que no ponga multas a los bares por abrir. Según ellos, la norma es bastante ambigua. Desde el ayuntamiento de Oviedo siempre se defendió el que los restaurantes y tabernas abrieran, porque al parecer es esencial para la economía (y por supuesto, para los intereses del lobby del sector que apoya a Canteli, Otea).
Pues nada, dejemos entonces que los ancianos mueran por las calles, apartemos sus cadáveres como si tal cosa, y quien caiga mala suerte, usémoslos también como tapetes para las mesas de las terrazas, seguro que muchos no pondrían ningún reparo en ello. Que muera quien muera, y quien no tenga un chalet en el que refugiarse como el mandatario ovetense, que se ahogue en plena acera.
Menos mal que no están ellos al frente de esta crisis sanitaria porque, de estarlo, Asturias estaría convertida ahora en una auténtica carnicería.