Me ha parecido muy interesante el artículo escrito en esRevistas respecto a la nueva Ley Transgénero de España. En él, se nos explican las trabas burocráticas a los que se van a enfrentar los que decidan hacer uso del "derecho estrella" de esta ley, es decir, el cambio de sexo "ipso-facto". Si esto va acompañado de cambio de nombre, en estamentos oficiales como el SEPE nos seguirán llamando con el nombre antiguo, e incluso resulta llamativo que la propia Administración del Principado no permita el cambio de nombre en muchos de sus procedimientos.
No sé qué puede ocurrir, pero imaginaros la película cuando vayáis a un sitio llamándoos Eva, y tengáis que entregar un papel poniendo que antes érais Manolo. Supongo que las Administraciones Públicas (entre ellas la del Principado) no están preparadas para cambios así.