Se celebra un año de calvario con un alcalde que nadie eligió. Aún nos quedan tres. Derroche de dinero en fiestas, subidas de impuestos, y mucha apuesta por el ladrillo de nuevo -lo mismo que su malrecordado predecesor- es lo único que ha sabido aportar Caunedo para Oviedo en todos estos meses.
Eso sí, mientras tanto, más de 20.000 ovetenses siguen en paro, y sin posibilidades de encontrar un empleo. Me pregunto qué narices tiene que celebrar Caunedo.