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Las asquerosas "aceras pegajosas" de Oviedo


El jurado que ha calificado a Oviedo como una de las ciudades europeas más limpias seguramente no emitió su veredicto examinando a la ciudad en primavera, porque transitar por algunas de sus calles supone para el viandante pasar por la misma experiencia que estar caminando sobre charcos de pegamento. Ello es debido a que, en estas fechas, las calles que disponen de tilos en sus márgenes reciben de estos árboles una auténtica "lluvia" de secreciones sebáceas que se acumulan sobre las aceras, originando un aspecto visual y táctil enormemente molesto para los ciudadanos.

Lo peor es que los zapatos de los ovetensen van recibiendo toda esa suciedad, que se pega en sus suelas y se mezcla con tierra y demás elementos orgánicos creando una pasta execrable.




El entorno de San Julián de Los Prados y el parque que lo circunda es uno de los más afectados por este efecto, debido a que en las aceras se conservan los antiguos árboles del descampado (que hace años no molestaban porque estaban en eso: en un descampado). Pero también la zona del puente sobre la autopista, poblada de tilos decorativos, sufre la misma desgracia. Ignoro quién habrá sido el encargado jardinero que tuvo la "feliz idea" de poner tilos allí, pero es evidente que ese señor no sabía muy bien lo que hacía. La causa de esas secreciones de estos árboles (que también la producen otros, como la Catalpa) es debido a que son atacados por los pulgones. Estos parásitos atacan al árbol para que secrete esa melaza dulce, que luego ellos se comen. Es obvio decir que esos árboles, totalmente abandonados, al parecer, por el servicio de parques y jardines, no tendrían ese trastorno si fueran sometidos a un buen control fitosanitario, pero parece ser que las empresas jardineras contratadas por el ayuntamiento lo único que saben hacer es cortar el césped.

Entre las nuevas actuaciones del "estrenado" señor alcalde (o señora alcaldesa, que aún está por ver quién ocupará el sillón del consistorio) no estaría de más que empezase poniéndole remedio a este asunto, que solución complicada no tiene.