La intención en su día de Gabino de Lorenzo por convertir la imagen de Oviedo en ciudad neo-clásica ha traído todo tipo de consecuencias que continuamos pagando hoy en día los ovetenses. Una de las más visibles son las esperpénticas farolas de diseño isabelino realizadas en fundición y cuya calidad está muy lejos de su precio. Aunque cada una de ellas costaban unos 6000 euros, por desgracia ese precio no va acorde con su longevidad. Todas ellas requieren un mantenimiento constante con el fin de evitar que se dañen y oxiden, además de presentar un aspecto asqueroso.
Los principales daños -pero no los únicos, el Consistorio tuvo que tomar medidas hace tiempo para reducir su excesivo consumo de electricidad, recortando sus brazos- son el moho que crece en muchas de ellas, convirtiendo su sobrio color negro inicial en un color verde-mugre. Pero aunque ese defecto afecta a su estética, no es el peor. El mayor de ellos es la corrosión y el óxido que recubre a la gran mayoría, aún a pesar de los enormes gastos que en su mantenimiento y pintado tiene que efectuar el ayuntamiento anualmente.
Las "gabi-luminarias" es solamente otro mas de los malos recuerdos del gobierno de los despropósitos que el Partido Popular nos dejó tras de sí y que ha ejercido durante todos sus años en los que abusaba de mayoría absoluta, y que los ciudadanos ovetenses deberán seguir pagando durante mucho tiempo más, por desgracia. Ante semejantes fatalidades deberíamos decir, como en la película, "nunca más". Nunca más queremos veros gobernando Oviedo.