La clínica dental que antes estaba sostenida por Cáritas y el Colegio de Odontólogos, situada en Oviedo -en la calle Torrecerredo, concretamente-, con el fin de prestar labores de salud bucodental a las personas más necesitadas de manera gratuita (ya no es gratis, ahora hay que colaborar con aportaciones monetarias dependiendo de los ingresos de los pacientes), está al borde del colapso más absoluto. Aunque desde Cáritas no quieren dar cifras, califican las listas de espera como "interminables", debido principalmente a que es la única clínica de este tipo que opera en Asturias.
Inicialmente en la clínica dental de Cáritas se prestaba todo tipo de servicios, pero en la actualidad ya no ofrecen los mismos, por ejemplo, para extracciones se debe acudir a otra clínica privada y previo desembolso del importe correspondiente. De hecho, tampoco Cáritas es responsable ni deriva ya a necesitados a esta clínica dental, labor que ha pasado a manos de los servicios sociales en los distintos centros de salud.
Parece ser que la falta de financiación y el aumento de clientes (algunos llegan en situaciones extremas, dado que no pueden hacer frente a los gastos que conlleva mantener una boca sana) desde todos los rincones de Asturias ha hecho que lo que parecía a priori una buena idea y una ayuda más que necesaria, a día de hoy esté prácticamente inoperativa y haya reducido notablemente tanto sus servicios como a sus potenciales destinatarios, dejando a muchos de ellos, lamentablemente, sin ninguna otra opción para su salud.
Las malas lenguas mencionan que la presión de las clínicas privadas ante la supuesta "competencia desleal" han hecho que el Colegio de Odontólogos replantee su visión de una clínica para desfavorecidos. Lo que no se entiende es cómo una labor sanitaria de primer orden como es la salud bucodental, que debería estar sostenida y mantenida por la Administración, se deje en manos de organizaciones benéficas como si estuviésemos en un país subdesarrollado, o en manos de Colegios oficiales que apoyan a sus colegiados, principalmente, y por lo tanto a las clínicas adscritas o regentadas por éstos. La verdad es que a veces es para replantearse seriamente de qué sirven nuestros impuestos, si con ellos no se puede mantener nuestra salud y tenemos que irnos a servicios privados y pagarlos de nuestros bolsillos. Si no podemos mantener un buen sistema de salud, ¿para qué sirve nuestra declaración de impuestos y renta anual?
Por otra parte, las malas noticias no acaban ahí, porque los servicios de dentistas en los ambulatorios están también a rebosar. Y aún así, el SESPA (servicio de salud del Principado de Asturias) no ha puesto suplentes durante las vacaciones, dejando a los pacientes sin médico ni a quién acudir. Es una vergüenza absoluta lo que está pasando en la Sanidad asturiana.