Ayer se tuvo que llevar a cabo un hecho curioso: ante la imposibilidad de encontrar un director de proyectos, el Ayuntamiento de Oviedo tuvo que solicitar la modificación a última hora y a toda prisa de las bases del Plan de Empleo Local, para "suavizar" un poco los requisitos.
Pero no ha sido solamente ese el único escollo de un Plan de Empleo que se ha caracterizado por sus estrictos requisitos de acceso (hubo problemas parecidos también en Gijón, por cierto), casi a punto de quedarse sin capataces (para 7 plazas solo fueron admitidas 10 personas), sin biólogo (solo pasó los estrictos requisitos una única persona) el de director de proyectos estuvo a punto de no ser el único puesto en poner el cartel de "desierto". Ahora, a toda prisa, el ayuntamiento busca alguien para dirigir un Plan de Empleo que, según el programa original, ya deberia estar en funcionamiento desde hace semanas.
Otra muestra evidente es que, para las más de cincuenta plazas de peón, a pesar de haberse presentado más de 460 personas, sólo se han admitido a 134. Es decir, tocan a dos personas por plaza. La razón principal es la exigencia, en esta convocatoria, de experiencia previa demostrable por contratos de trabajo, un requisito en el que la mayoría de aspirantes son rechazados al no poseerla.
Resulta curioso que un Plan de Empleo, con uno de los objetivos siendo, precisamente, la formación y orientación (lo pone en sus propias normas) empiece por pedir experiencia a sus potenciales beneficiarios.
En teoría los Planes de Empleo no solo apoyan la reinserción de desempleados, sino que les aporta valor curricular al reforzar su experiencia y práctica profesional, y es precisamente con este tipo de planes lo que logran adquirir: experiencia. Que un Plan de Empleo empiece exigiendo esa experiencia que los propios beneficiarios buscan, cuando es ese mismo Plan quien debería darla, es incongruente. Además, como se ha demostrado, es todo un escollo para la mayoría de desempleados, los cuales están en paro precisamente por carecer de esa experiencia.
Se debería eliminar, al menos, esa absurda norma de exigir en un Plan de Empleo creado por y para dar experiencia, la necesidad de aportar ya esa misma experiencia, y rectificar ya eliminando ese escollo no solo del puesto de director, como acaba de hacerse, sino de todos los demás. Porque sino se estaría causando un enorme perjuicio a los desempleados que, precisamente con esos planes, tratan de ayudar. Además, esto ha propiciado que personas realmente necesitadas (como mujeres víctimas de violencia de género, o personas en riesgo de exclusión social) no hayan podido presentar su solicitud para acceder a estos planes de ocupación. El ayuntamiento de Oviedo debería implicarse más en la gestión de estos planes para exigirle al Principado, al menos, que sea más flexible y suavice los exigentes requisitos, porque a este paso nadie podrá acceder a un Plan de Empleo, llegando al caso de lo vivido ayer: de tener algunas plazas desiertas, y de estar a punto de no cubrir el resto. Y no por falta de personas en paro, que ojalá fuera así, sino por haberse pasado exigiendo requisitos "a diestro y siniestro".
Y es que estos planes de empleo cada vez son más hilarantes: primero contratando personal como si fueran funcionarios (lo que obligó a muchos ayuntamientos a dejar a las personas contratadas en planes de empleo, como personal fijo en los ayuntamientos), y luego estableciendo unos requisitos, como en este caso, que parecen hechos y pensados por un niño de diez años. De hecho cualquier chavalín de primaria habría redactado unos requisitos más lógicos, y es que, ¿quién es la "cabeza pensante" que está detrás de esta salvajada? Y lo más lamentable aún: ¿por qué continúa en su puesto y no la han cesado ya?